lunes, 9 de mayo de 2016

2016ko IPUINKONTALARIAK






















Malala, Premio Nobel de la Paz 2014, por su lucha por el derecho a la educación de niñas y niños de todo el mundo.

Si quieres volver a leer el prólogo del libro, puedes hacerlo aquí.





El título del libro hace referencia  a la
                  temperatura  en la que  el papel de los libros se   inflama y arde, en la escala de Fahrenheit, 
equivalente a 232,8 ºC















 Si te apetece recordar alguno de estos  divertidos cuentos puedes leerlos aquí.






















 eta.... ipuinak asko gustatzen zaizkion entzule berezi bat 



ESKERRIK ASKO ! 

ENCUENTROS CON AUTORES



IGNACIO SANZ

Ignacio Sanz nació en Lastras de Cuéllar ( Segovia). Vive en Segovia.
Estudió Sociología en la universidad Complutense de Madrid. Su gran pasión por los libros y la lectura fue despertando su curiosidad y   su deseo de aprender. 
Durante años combinó su trabajo de ceramista con la escritura. Desde el año 2005 se dedica exclusivamente a su labor de escritor y narrador oral
Ha publicado numerosos libros y ha recibido varios premios , entre ellos :
- El XXI Premio Ala Delta  con su libro: "Una vaca, dos niños y trescientos ruiseñores"

- El XXIV Premio Ala Delta con su libro" El hombre que abrazaba a los árboles".









Los grupos de 3 nivel se han acercado a este autor a través de las lecturas de:






















Comer es un goce . Lo hacemos al menos, cinco veces al día:
desayuno, comida y cena: con el bocadillo de media mañana
cuatro. Con la merienda, cinco. En ocasiones, además, picamos algo entre horas de la nevera. Parece que no hacemos otra cosa 
De la relación entre la comida y la cocina da cuenta este libro de versos para poder abrir el apetito.










PADRES CANÍBALES

Cuando era un pipiolo
tierno y masticable
me querían tanto
mi padre y mi madre
cuando me secaban,
después de bañarme, 
que abrían la boca,
una boca grande,
qué digo una boca, 
abrían las fauces,
como si ellos fueran
panteras salvajes.
Qué digo panteras:
caníbales padres.
Y me iban comiendo
a partes iguales,
de pies a cabeza,
hasta devorarme.
"Qué buena", decían,
"me sabe esta carne".
Y yo me reía
hasta escachararme,
cuando era un pipiolo
tierno y masticable